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lunes, 25 de julio de 2011

Morena del Terror

En uno de nuestros viajes familiares con destino a Cuba, tuve una experiencia límite, jamás imaginada, jamás igualada. Disfrutábamos de una estadía de 10 días en Varadero, Cuba, siendo más precisos en el Hotel Beaches Varadero, que contaba con un centro de buceo, especial para los fanáticos, yo era uno de ellos.
estrella roja, lugar del buceo

Era un lindo día de sol y fuimos invitados a bucear para ver un buque alemán hundido de la segunda guerra mundial, obviamente a quien le gustaría perderse semejante experiencia?, que nos han dicho y partimos un grupo de aproximadamente quince personas de distintas nacionalidades, 2 alemanes, 6 canadienses y 4 rusos, más dos instructores de buceo y un fotógrafo, todos teníamos que contar con licencia de buceo, por tratarse de una aventura en la que nos sumergiríamos a más de 30 metros de profundidad.

Partners
Mientras viajábamos en el lanchón, por más de 1 hora, que nos llevaría a nuestra aventura, los instructores se preocupaban de entregarnos toda la información necesaria, reglas y señales de comunicación bajo el mar. Dentro de las reglas nos explicaban, qué teníamos que bucear siempre de a dos, jamás dejar solo a su partner, siempre estar preguntándose, si estaba todo bien, por ejemplo oxígeno, si se sentían bien, si tenían miedo, si preferían subir etc., repasando materias mínimas de la licencia que poseíamos. Luego de recibir todas las instrucciones, nos pusimos las aletas y el equipo, tanque de oxígeno, mascarilla, reguladores, etc., siendo la última instrucción: al estar recorriendo el buque, debíamos respetar el ecosistema, nos encontraríamos con una diversidad de peces, corales, tiburones, que son pacíficos, que no nos preocupáramos, eso sí, si nos encontrábamos con una morena, no debíamos interactuar con ella, debíamos quedarnos quietos, colocando los brazos pegados al pecho, no caer en pánico y menos tocarla, todos dijimos o.k.; y al agua se ha dicho. Ustedes podrán entender que con tanta explicación la adrenalina afloraba en cada uno de nosotros.

claridad del fondo marino
Al sumergirnos uno va teniendo una visibilidad impresionante, propio de las aguas de las costas del caribe, por lo menos 20 a 30 metros, a diferencia de las costas chilenas que con suerte son 5 a 10 metros, por lo tanto, uno estando arriba puede visualizar bien que está pasando abajo y a tus alrededores.

Los primeros 10 metros son vitales en el descenso, la presión ejercida se duplica, de este modo, podemos decir con suficiente precisión, que la presión ejercida sobre un cuerpo a 10 m bajo la superficie del mar es de 2 bar (1 bar = p. Atmosférica + 1 bar p. Hidrostática), por lo que la sensación producto de la mayor presión en los oídos comenzará a sentirse cuando se inicie el descenso, la que se alivia mediante la compensación o limpieza de oídos: tragando saliva o soplando por los orificios nasales, a su vez, si la mascarilla empieza a apretar la cara se solucionará espirando a través de la nariz.

Producto de lo anterior, al ir bajando, mi partner decidió subir, al parecer le dio crisis de pánico y tuve que volver a la superficie, reasignándoseme como partner al fotógrafo, importante y trascendente en todo lo que me ocurriría más adelante.

Acariciando a la morena
Finalmente llegamos a nuestro destino a unos 30 metros de profundidad, al buque hundido de la segunda guerra mundial, impresionante espectáculo y cual sería mi impresión, cuando aparece este enorme pez llamado morena, parecía una anaconda con cara de perro, tres metros de largo, ojos grandes, muchos dientes, "de terror", me intimidó y en la medida que se acercaba, en vez de hacer caso a las instrucciones que se nos habían dado, hice todo lo contrario, se acercó a mi lado y la toquee temerariamente, se retiró y luego de unos minutos se devolvió hacia mí y nuevamente la toquee, esta vez con más fuerza, es como que le hubiera gustado el cariño; por tercera vez, la vi venir hacia mí, colocando su gran cabeza por
beso de la muerte
delante de la mía, en ese minuto mire hacia el fotógrafo, le hice una seña y por esas casualidades de la vida, logró rescatar dos fotos, una al momento que le tomo la cabeza, luego deslizo mis manos en toda la extensión de su cuerpo y al momento de llegar a su cola, se quiebra, devolviéndose y colocando su cara frente a la mía, ahí logra la segunda, situación que nunca nadie me hubiera creído si no existiera está prueba tangible ...estas fotos estuvieron publicadas por mucho tiempo en el centro de buceo del hotel, la verdad es que lejos son las fotos más impactantes del centro.
Así termina la historia, solamente miren las fotos y el cuento se cuenta solo.